Las cepas de vino en Chile nacen de uvas que se nutren y crecen en condiciones muy especiales, las cuales dependen del valle en el que fueron plantadas.
Una de las maravillas del vino es la capacidad y el proceso de envejecimiento por el que pasa, sin duda un fenómeno fascinante. A diferencia de otros bienes consumibles, un vino bien añejado o envejecido tiene la capacidad de transformarse en una cosa completamente diferente mientras se conserva en la botella. ¿Por qué? Existen muchos factores que contribuyen a su transformación, desde la región, variedad de cepa y condiciones de almacenado o estilo de producción, entre otros.
Una vez el vino es almacenado o embotellado, la manera en que se conserve juega un rol esencial. ¿Está guardado en un lugar fresco y oscuro? ¿Dónde se conservó hasta llegar a tus manos? ¿Se tapó con un corcho o una tapa rosca? Todas estas son preguntas esenciales ya que cada una de esas características puede influenciar en el proceso de maduración, potencial de envejecimiento y el desarrollo del vino.
No hay un número, algoritmo o signo determinado que permita descifrar con precisión cuándo ha llegado el momento perfecto, cada uno deberá definir cuándo es tiempo. Es una gran decisión: ábrela demasiado pronto y nunca alcanzará su mejor momento. O demasiado tarde, y habrá pasado ya su máximo potencial.
Es necesario destacar que la mayoría de los vinos están hechos para ser consumidos jóvenes, no almacenados. Hay pocos vinos que estén hechos para guardarse más de cinco o diez años. Para conocer más sobre los puntos óptimos de un vino, puedes ayudarte de un experto en una tienda de especialidad o averiguando sobre la edad ideal de un vino en particular. Hay que tener en cuenta que dejar añejar un vino no necesariamente lo hace mejor, sino que simplemente lo hace diferente.
En el caso de los vinos blancos, es usualmente el Chardonnay, Riesling o Semillón, ya que son variedades con altos niveles de acidez que pueden desarrollar riqueza y complejidad, además de contar con una larga vida comprobada.
Para los tintos, el añejamiento convierte la astringencia de los taninos en suaves pero complejos toques. Tanto los taninos como los ácidos hacen de preservantes, retardando la oxidación y las reacciones que generan los cambios de sabor. También tienden a perder algo de brillo a medida que envejecen; mientras que los blancos ganan intensidad en sus tonos.
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Como puedes ver, no existe una manera exacta de determinar el punto ideal de un vino, pero estos datos pueden ayudarte a deducirlo con algunos de tus favoritos. Ya sea uno guardado hace un tiempo o uno adquirido con un buen tiempo en la bodega, lo importante es disfrutarlo al máximo cuando llegue el momento de abrir la botella.
Las cepas de vino en Chile nacen de uvas que se nutren y crecen en condiciones muy especiales, las cuales dependen del valle en el que fueron plantadas.
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