Paella, gazpacho, atún con salsa de frutos rojos y pasto con pesto de albahaca. Cuatro alternativas para disfrutar en el verano.
El Chardonnay y el Sauvignon Blanc tienen distintas particularidades que los definen. Sigue leyendo si quieres conocer las características que distinguen estas variedades.
Pese a que tienen muchos aspectos en común, también tienen puntos diferenciadores que puedes reconocer.
Primero, hay que tener en cuenta que pueden existir distintos estilos dentro de una misma variedad. Todo dependerá del tipo de planta -hay características asociadas al ADN de la uva-, de dónde crezca, el tipo de clima, etc.
El Sauvignon Blanc se da en climas frescos, donde pueda prevalecer su acidez y esa es una de las cosas que se le valora. Son vinos frescos y aromáticos. Si pruebas la uva de esta variedad, podrás percibir aromas a fruta tropical (maracuyá, durazno, pera, etc), a diferencia del Chardonnay -que es una variedad más bien neutra.
En cuanto a la forma, el Sauvignon Blanc tiene racimos y bayas más pequeñas, mientras que el Chardonnay tiende a generar racimos más grandes y compactos y la baya también tiende a ser más grande. Como se trata de una variedad más neutra necesita de un poco más de trabajo en la bodega, con técnicas distintas.
Si hablamos de los procesos, tradicionalmente para el Sauvignon Blanc con la cosecha y fermentación, se tiene gran parte del trabajo hecho (aunque hay Sauvignon Blanc más complejos que sí tienen algún trabajo adicional).
En cambio el Chardonnay necesita un poco más de elaboración; por ejemplo, algún paso por barrica o huevo de concreto, alguna fermentación maloláctica, etc. para poder entregar la complejidad típica de esta variedad.
La fermentación maloláctica es una segunda fermentación que se da después de la alcohólica, que es hecha por levaduras. La acidez que se percibe del ácido láctico es menor que el ácido málico.
De hecho, en él se pueden encontrar hasta notas cremosas; es un ácido más gentil. Como explica el sitio español Aprender de vino, eses el proceso mediante el cual las bacterias metabolizan el ácido málico hasta convertirlo en láctico.
La gran mayoría de los Sauvignon Blanc se concentra en aromas de frutas más bien cítricas, como la lima. Y si el estilo es más tropical o el vino es un poco más maduro, también es posible sentir aromas como el durazno, notas vegetales (como la hoja del tomate), fruto de la pasión, maracuyá y piña. Se trata de un vino más bien ligero.
En el Chardonnay se puede identificar melón calameño o mantequilla, sobre todo cuando ha estado en barrica o ha tenido fermentación maloláctica.
En el caso específico del Chardonnay de Veramonte, este suele ser más fresco, porque no tiene el proceso de fermentación maloláctica. Aquí la producción es espontánea; no se fuerzan los procesos.
Para obtener la textura cremosa que tiene el Chardonnay, se utilizan técnicas como el movimiento de borra. Si esta es de calidad, se puede mover de forma periódica (en una barrica o cuba) para otorgarle al vino mayor cremosidad y textura.
Algunas de las diferencias que tienen los vinos blancos provienen de los distintos procesos de producción y también las zonas en las que se cultiva cada cepa. Sin embargo, no hay que olvidar que en cada variedad también pueden existir diferencias, dependiendo de cómo sea el trabajo en bodega.
Paella, gazpacho, atún con salsa de frutos rojos y pasto con pesto de albahaca. Cuatro alternativas para disfrutar en el verano.
≫ Estas dos categorías son de suma importancia a la hora de entender los vinos y sus cepas. Aprende más sobre sus diferencias en esta guía ✨.
En el mercado existen más recipientes para guardar el vino, como tinajas de greda o barro, estanques de acero, estanques de cemento o huevos de cemento.