¿Qué propone la cultura slow para vivir mejor? Este estilo de vida propone disfrutar con calma. Descubre cómo este movimiento se cruza con el vino orgánico
En un mundo que está cada vez más comprometido con el medio ambiente y el entorno, la industria vitivinícola no puede quedarse al margen. Aquí algunas formas de avanzar hacia la sostenibilidad.
La industria del vino está cada vez más involucrada en asumir una responsabilidad social y ambiental. En esta cruzada los consumidores juegan un rol clave, ya que ahora son más conscientes y comprometidos tanto su salud como con el medio ambiente y el entorno. En el blog 4 razones para preferir un producto sostenible, hablamos sobre las ventajas de preferirlos.
Sin embargo para que las viñas convencionales se transformen en sostenibles -como Viñedos Veramonte- hay que hacer cambios importantes en la mayoría de las etapas de la cadena producción. Tal como explica el sitio web Semana Sostenible, básicamente se deben buscar maneras ecológicas y responsables de desarrollar las labores, considerando desde la siembra hasta lo que se hará con las botellas vacías.
En términos generales hablamos de prácticas como proteger los recursos hídricos, reducir la erosión de los suelos, evitar el uso de químicos en los cultivos, entre otras.
Como vimos en anteriores blogs, la sostenibilidad promueve el cuidado de la naturaleza y también del entorno, para que próximas generaciones puedan disfrutarlos. En esa línea, hay modificaciones esenciales en la forma de hacer las cosas, incluso, hasta el equipamiento utilizado. Todo es válido si se trata de la lograr preservación de la zona.
Algunas de las iniciativas que se pueden poner en práctica son:
-Reemplazar procesos mecánicos por la acción de la flora y fauna. Por ejemplo, utilizar ganado para soltar la tierra y eliminar maleza.
-Elaborar compost con los desechos de la vendimia
-Reciclar todo la basura que se pueda
-Colaborar con el entorno, a través de iniciativas como ofrecer a la comunidad espacio en huertas colaborativas orgánicas, organizar ferias costumbristas, comprar los productos elaborados por los productos de la zona.
En los últimos años, el clima ha demostrado ser impredecible. Los pronósticos meteorológicos pueden sorprender más de alguna vez a los expertos.
Sin embargo para los viñedos no es tan fácil asumir esta condición, porque justamente dependen del clima para producir uvas sanas y en perfectas condiciones para elaborar un buen vino.
A fines de 2019, el sitio Todo Vinos, calificaba a la sequía que vivió Chile como la peor en 50o años. Lugares donde la flora solía ser generosa, pasaron a ser paisajes secos y desolados. Y no solo eso, la temperatura también ha cambiado en los últimos años en el país.
Como las condiciones han cambiado, también han tenido que cambiar los lugares donde se solía elaborar el vino.
La escasez de este recurso no es novedad. La Fundación Chile, en su estudio “Transición hídrica: el futuro del agua en Chile”, plantea abiertamente que la crisis se detonó por la gestión del agua en el país el aumento de la demanda e incluso el sobre otorgamiento de derechos.
Por lo tanto, esta debe ser una exigencia no sólo para las viñas, sino para las más diversas industrias que pretenden seguir funcionando en un futuro.
Para conseguir este objetivo todas las medidas son válidas, desde las distintas formas de siembra hasta la tecnología de manejo de riego.
La mayoría de las viñas sostenibles que existen hoy en Chile (y el mundo) han tenido que abordar estas iniciativas para cuidar el entorno, ya sea social o natural. Todos estos esfuerzos no deben perder de vista la calidad del vino y hacer converger todos esos factores, es el gran desafío.
¿Qué propone la cultura slow para vivir mejor? Este estilo de vida propone disfrutar con calma. Descubre cómo este movimiento se cruza con el vino orgánico
¿Sabías que una misma variedad de vino puede ser muy distinta de otra dependiendo del lugar donde haya sido plantada?
¿A qué nos referimos cuando decimos que una viña orgánica ejecuta procesos sustentables? Revísalo en este blog.