Las cepas de vino en Chile nacen de uvas que se nutren y crecen en condiciones muy especiales, las cuales dependen del valle en el que fueron plantadas.
En nuestro país se dan ciertas condiciones que muy difícilmente se encuentran en otras latitudes. En el siguiente artículo revisamos algunas de las características que hacen tan especiales a los vinos chilenos.
No es un secreto: el vino chileno es muy apreciado en el mundo. Medios especializados les dedican espacios en sus publicaciones y expertos de todas partes vienen a conocer su origen.
El sitio Winemag, en su artículo 4 buenas razones para beber vino chileno hoy, asegura que los buenos resultados se deben a la innovación en las técnicas de vinificación y a la relación precio-calidad, pues se encuentran excelentes alternativas por menos 20 dólares.
También señala como un factor de éxito el esfuerzo constante de los enólogos por entender bien los suelos y los cambios de clima, con el fin de elaborar el mejor vino chileno.
Según la sección Good Food de la BBC “los enólogos chilenos se están familiarizando mejor con el máximo potencial de sus tierras y, a medida que lo hacen, el vino mejora”.
¿Por qué es tan difícil elegir cuál es el mejor vino chileno? Porque la calidad y diversidad de tipos y cepas, que les permite destacarse entre los mejores del planeta, obedece también a un proceso histórico de siglos.
Aunque la exportación empezó a ser más significativa en los años 90, sus orígenes se remontan a los primeros años del siglo XVI, durante la Conquista y la llegada de los españoles a América.
Y es que los años acumulados no han sido en vano, pues a medida que la vid envejece las uvas que produce se vuelven más concentradas y matizadas.
La geografía es un factor clave para asegurar la calidad: a lo largo del territorio chileno se encuentran algunas de las regiones y climas más variados del mundo.
El país cuenta con una de las franjas costeras más extensas, por lo que las corrientes de Humboldt y las brisas marinas influyen también en los valles de clima frío.
Allí se encuentran el aire fresco con las masas de aire caliente, lo que genera nubes bajas y brumas. Estas entran en los valles y contribuyen a reducir las temperaturas en verano.
¿El resultado? uvas con más equilibrio y carácter que permiten al chileno pelear por la categoría del mejor vino del mundo.
Las variedades cultivadas en denominaciones como Casablanca, Leyda o San Antonio provienen, por lo general, de viñedos que están a no más de 30 km de la costa y gozan de las cualidades de ese clima.
Allí, se encuentran cepas como:
Chardonay
Sauvignon blanc
Merlot
Syrah
Los blancos de esta zona se reconocen por su frescura, acidez, y notas cítricas y tropicales. Los tintos, por su parte, se destacan por la presencia dominante de frutos rojos y notas minerales.
Además del océano Pacífico, la cordillera de los Andes es otro aspecto geográfico clave que permite dotar de características únicas al vino producido en Chile, y ubicarlo entre los mejores vinos del mundo.
Debido a que protege los valles centrales, propicia suelos de rocas conformadas por diversos cristales (suelos graníticos) y concentraciones de sedimentos en las orillas de los ríos (terrazas aluviales).
El cordón montañoso ayuda también a regular la temperatura: en invierno, las parras son protegidas del frío. En verano, reciben aire fresco que permite a los frutos madurar con más templanza.
Los vinos de la región andina poseen taninos intensos, sedosos y redondos. De allí se destaca el cabernet sauvignon, con sus aromas concentrados y cuerpo firme.
Un punto aparte es el carménère pues, como vimos en el artículo sobre maridaje, descripción y origen, es un vino que deberían probar sin falta quienes visitan a Chile.
En esta parte del mundo, la carménère encontró condiciones perfectas: suelos que retienen el agua (pues esta uva suele deshidratarse), valles cálidos y otras zonas con el clima adecuado.
Uno de los principales motivos para explicar la fama del vino chileno en el mundo es el clima diverso y las condiciones topográficas. Estas son propicias para la siembra y cosecha de muchas variedades de uva.
Asimismo, al ser un país tan extenso y variado en términos de geología y climatología, se pueden elaborar vinos de calidad de distintos estilos. Por eso, probarlos siempre será una aventura.
Las cepas de vino en Chile nacen de uvas que se nutren y crecen en condiciones muy especiales, las cuales dependen del valle en el que fueron plantadas.
Disfrutar de un vino con moderación es la única forma de cuidar el bienestar y hacer de la experiencia algo agradable. Estás son las claves.
En el mercado existen más recipientes para guardar el vino, como tinajas de greda o barro, estanques de acero, estanques de cemento o huevos de cemento.